martes, 17 de julio de 2012


Papás y mamás de 1° grado
“Desde mi corazón, mi más sentido agradecimiento”


     El inicio del curso escolar 2011-2012  fue muy especial porque estaba yo cumpliendo treinta años de ejercer la docencia, lo cual me llenaba de gran regocijo, quizá por mi mayor conciencia de tener una vida más que afortunada, tal vez por la certeza de sentirme transitando el camino que yo misma elegí para mí, posiblemente por la alegría de ejercer un trabajo que me apasiona, quizá  por la emoción de recibir a los chicos de primer grado una vez más , probablemente, por la suma de todo lo dicho y muchas  más cosas, estaba yo dispuesta a comenzar con especial entusiasmo este curso.

     Y muy pronto  llega el primer día de clase. Llegué  muy temprano para verificar una vez más que todo este preparado para acoger  a mis  nuevos alumnitos…una vuelta más por el salón para cerciorarme de que todo este limpio,  en orden y dispuesto: los instrumentos y los útiles de trabajo: guías, libros, plumones;  útiles de aseo personal, de limpieza…Las voces de algunos alumno se oyen, me acerco a la puerta, salgo a saludarlos con alegría, con afecto, para que se sientan en “casa” y al entrar vean que todo está preparado para que cada uno pueda hacer lo que deba hacer. Al recibirlos veo rostros sonrientes, preocupados, asustados, tranquilos, expectantes ante el nuevo camino que van a emprender.

    Sorprendentemente a los pocos días se puede observar su gran capacidad asimilativa y adaptativa pues cada mañana a medida que van llegando se ponen a trabajar…saben ya lo que tienen que hacer a su llegada, para luego disponerse a su clase de inglés.

Durante el tiempo de “trabajo opcional, la clase vive con su vida propia y en ella se reflejan la complejidad de caracteres y temperamentos. Dirigidos por mi presencia, traduce las relaciones complejas de una pequeña sociedad que pasados algunos días del comienzo de curso, tiene ya su propia fisonomía propia y sus costumbres.

Terminado el tiempo de trabajo opcional, y una indicación mía, cada uno recoge su trabajo y deja bien colocado en su sitio el material utilizado, para luego planear las tareas del día siguiente…los más rápidos empiezan a salir al recreo.

De vuelta a clase, se asean y se disponen para sus clases especiales, para iniciar y trabajar en un proyecto o bien para la lectura de un cuento. La jornada ha concluido, entonces salgo a la puerta para saludar a sus familias y aprovechar esos minutos necesarios de contacto para dar algunos avisos necesarios.

Antes de retirarme del salón siempre tenía algo en qué pensar: ¿se fueron los niños contentos de su jornada escolar?...Gero a comenzado a esforzarse…Jorge Andrés es aún difícil de ayudar…Jorge Antonio progresa…¿cómo va el conjunto de la clase?

     Así fue nuestro día a día en estos diez meses de trabajo. Como maestra de sus hijos durante todo el curso escolar me esforcé y procuré, con un gran sentido de la realidad, con mucho tacto, medida y firmeza, hacer comprender a los niños que estaba allí para ellos, para ayudarles a trabajar mejor,  a hacerles progresar. Siempre tuve que reflexionar mucho sobre mi manera de actuar de cara a la clase o de un alumno en concreto. Esa fue mi responsabilidad y la belleza de mi tarea. Gracias por darme su confianza  y apoyo incondicional, sin la presencia de ustedes, sin su acompañamiento y participación,  sus hijos no hubieran podido alcanzar todo los éxitos que cosecharon.

     Estoy convencida de que, para llegar a la meta trazada en cada curso escolar, es imprescindible que sea yo capaz de cosechar al menos una relación con alguien, que no sólo sea importante para mí, sino que además consiga hacerme saber que soy importante para ella. En este curso escolar fui una persona muy afortunada pues logré cosechar muchas relaciones, porque ustedes me lo permitieron… ¡Gracias por celebrar conmigo los logros de sus hijos!...¡Gracias por acompañarme tanto en los momentos fáciles como difíciles!...¡Gracias por participar en todas las cosas a los que los convoqué!...¡Gracias por los obsequios que me hicieron llegar, cada uno de ellos reflejaba la generosidad de sus corazones!...

¡Gracias por ayudarme a confirmar que la vocación es la fuerza interior que arrastra a las personas a cumplir su destino!

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